El cabello de Anaís

 

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¡Todo comenzaba en su cabello! Lo tomaba entre sus manos alzándolo muy lentamente dejando ver el brillo de su nuca desnuda, luego, lo dejaba volar sobre sus hombros ¡Sabía que él estaría observándola! entonces, disfrutaba sentir que como sus ojos la recorrían, ritual evaporando al acoso del tiempo ¡Todo latía en su garganta! Piel emitiendo razones bajo estelas entrecortadas de ansiosas ebulliciones  ¡Se detuvo frente a su mirada! Aníbal la desvestía sin tocarla mientras ella respondía endureciendo las emociones que saltaban en su pecho ¡Él se levantó! y en un impulso de esos que por instintivos carecen de razón ¡La fotografió! Anaís rompió lo efímero de su eternidad en ese instante que ya la estaba inmortalizando ¡Quedaría por siempre tatuada en esa imagen! Estatua congelada al abrigo de fuegos por acontecer. Cada vez que él quisiera, su figura inmóvil sería el portal de la imaginación, Aníbal la devoraría aun sin que ella estuviera presente, la fotografía sería el refugio de sus deseos, explotaría en las bengalas de sus dedos insinuando en su mente el fuego de la provocación. Comenzó a danzar lentamente al compás impulsivo de su cuello ¡Despegó los labios! liberando palabras que doblegaban…

-Siento dolor en la intensidad de este deseo, me duelen los espacios que anhelan amoldarse a la explosión de tus ansias, senderos que no has penetrado con la sed de mi avaricia. Me duele la sombra de tu ser si no está cubriendo mi desnudez, la espera del delirio que me aguarda tras el filo de tu boca, el enfervorizado latir de tus venas encendiéndome. Vibras en la entrada de mis muslos ¡Sus ecos te rozan! Sonidos arrancados desde el fondo que te anhela ¡Esa es mi voz! pasadizo húmedo que viene vaciándome hasta colmarse de ti ¡Quiero morir ahora! Necesito fallecer en tu agonía, pegarme a la estela de tu piel, que te sangre el cuerpo, que te deshagas, que te duela tanto como me duele a mí.

Aníbal la abrazo con fuerza, tanta, que Anaís fue solo aullido, primigenio silbido incinerando al portal del universo. Ahora su cabello flotaba, la ventana atrapó el agua que devoraba el estallido ¡Se consumían! Fibras, arterias incinerándose, sacudida invadiéndolos  más allá del final.

-Muero en este beso y muero por ti.

Scarlet C

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Imagen: Pixabay

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8 comentarios en “El cabello de Anaís”

    1. Hola, Poeta, me alegra que te haya gustado el experimento del micro relato, me encanta tu presencia y por supuesto, tus palabras
      «vos» sos grande🙂

  1. Una mezcla de personajes impresionante. Se necesitan, se anhelan aunque estén juntos. El cabello como hilo conductor del relato. Bravo!!!

    1. Hola, Escritor…
      ¡Gracias! Me alegra que te haya gustado.
      Ese comentario está bien penetrante porque es así, su cabello es la trama que teje todo el micro.
      Saludos

      1. Claro. El cabello es la trama y ellos son el argumento de tan potente historia.

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