LA ÚLTIMA EVA

«La peste habia quitado a todos la posibilidad de amar e incluso de amistad,
pues el amor exige un poco de porvenir
y para nosotros no había ya más que instantes.»
La Peste
Albert Camus

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¡El tiempo palpita en una lápida!
¡Eva es la última mujer…
La Tercera Guerra incineró al planeta,
cimas de espectros agonizan
rumiando sus terminales suspiros.
¡Eva deambula desesperada inspeccionando bajo las dunas!
La radiación le ha quemado la piel,
siente areniscas en las pestañas,
tempestades hervidas en el vientre.
Reptando entre cadáveres,
un ser está abriéndose camino.
¡Es el último soldado!
Para Eva, es el primer hombre…
<corre hacia él>
El soldado la mira con horror,
<se quita la máscara>

la apunta con el arma, mientras Eva, le sonríe.
¡Intenta abrazarlo!
Él la  rechaza…
Está demasiado ocupado en inspirar
<sus pulmones arden, se asfixia>
-¡Somos los únicos supervivientes!-
exclama ella
presionando la gran herida que gotea desde su pecho,
-Nos corresponde procrear al nuevo mundo-

El soldado da tres saltos atrás,
la observa como si fuese un espectro.
-¿Procrear?- responde asustado
-¿Para qué?- replica nuevamente.
Eva susurra abrazándose a sí misma.
¡Está desnuda y tiene tanto frío!
El soldado gesticula mostrando el área que los circunda,
-¡Mira!-
El inmenso cementerio es la puerta del averno,
pedazos de piernas buscan pegarse a cualquier cadera,
cuencas vacías escudriñan ansiosas por ojos,
manos inertes han quedado petrificadas tal varas erectas
punzando al cielo.
-¡Mi útero sigue intacto!- Grita Eva
En mi cuerpo florecerá otro universo,
necesito que me colmes de vida,
¿No es nuestro deber llenar al porvenir con nueva carne?
¡Únicamente hemos sobrevivido tú y yo!
¿No es maravilloso?-
El soldado está aterrado,
-Esta mujer está completamente loca- murmura
a medida que se desabrocha las botas.
¡Tiene los pies putrefactos!
Las llagas supuran tanto pus que Eva voltea
y se tapa la nariz,
luego, se arrodilla,
limpiándole los agujeros con sus copiosas lágrimas.

El soldado comienza a gemir,
le da mano y la ayuda a levantarse,
Eva lo abraza tan intensamente que le hace daño,
<el soldado tiene una zanja gigantesca en el costado>
sangra tan profusamente que se siente morir.
¡Las explosiones callan!
El inesperado silencio los aísla
enredando sus infectados cabellos de metal,
¡Se acoplan en un incontenible llanto!
El instinto está tan vívido como manchado,
es un roedor cazando señuelos,

un reptil de negras escamas.
Los debilitados cuerpos se apoyan entre sí,
¡No cesan de llorar!
El roce les ha entregado una dantesca revelación
y así,  estremecidos por alaridos moribundos,
caen sobre una pila de occisos despojos,

apañándose en tan desgastado impulso nauseabundo.
¡El soldado folla a Eva!
Atiza un profano placer
embebido tras el frenético oscurantismo
de la derrota.

El primer niño radioactivo
ha sido
concebido.

Scarlet C

¡Somos los últimos!
y aún
no lo asimilamos.
Pulsamos contaminaciones
en la profunda desolación
de nuestro silencio.
Yacemos…
pensando
que todavía
estamos
vivos.
¡El corazón está encarcelado!
Reo doblegado bajo puntiagudas alambradas,
simulan ser el hogar
de sus catapultados y arrítmicos
latidos.

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Imagen: Pixabay

Gracias…

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2 comentarios en “LA ÚLTIMA EVA”

    1. Hola, cómo estás 🙂 Gracias por leerme y si es una tercera, gran honor para mis letras, agradecida siempre, saluditos y feliz día.

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