DENOTANDO

«Las mentiras más crueles son dichas en silencio»
Robert Louis Stevenson

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Es increíble como vamos destrozando al mundo y todavía insistiendo sin percatarnos que puede que ya hasta sea irreversible el daño tan atroz que hemos causado y no se trata de los cambios climáticos exclusivamente, problemas graves giran generando ahogos que pronto nos asfixiarán. El planeta seguirá su curso sin importarle en los más mínimo si se deshiela o no, no es un ser pensante y solo responde adaptándose al cambio, de hecho, los ha experimentado a lo largo su tiempo no apto para humanos. Sera la vida con sangre o sabia quien no sobrevivirá.

Toca directamente al ser individual en su arrogante actitud ante el prójimo, arar despojos o resplandores,  vilipendiar o iluminar, amolar los dientes o desplegar alas aboliendo la frontera de los miedos, acercar en vez de tallar islas y en la belleza al unirse cultivar alrededores solidarios, dejar de lado la postura violenta porque lanzando mortajas de atropello se va cosechando más oscuridad.

Si los ojos son rasgados o si la piel es oscura, si es el acento o los pensamientos, la ideología… ¡Qué horror! ¿Qué hace toda esa gente aquí? Encerrados en colmenas acariciando al aguijón de los parecidos, esos tan iguales y ciegos que no han percibido que estamos atrapados en el mismo averno.

Humanidad ínfima dividida en micro parcelas de egoísmo, epitafios ya inscritos en el cementerio de los proscritos, algunos van héroes de papel caminando por la ciudad del fuego, gritando la verdad del amor a costa de terminar incinerados y como polvo desvanecerse.

Los ignorantes y sus puntiagudas uñas de cuervo agrupados en esquinas graznando sus alimañas. La vida reguardando agujeros llenos de espectros, nacimos ya muertos y todavía alucinamos con la eternidad.

Puede que no, puede que sí, le toque a tus huesos yacer al lado de aquel que tanto humillaste, se integrarán a misma tierra y quizás, un árbol frondoso arraigue en su tronco las raíces de aquellos cuerpos, siluetas enfrentadas en el presente, enemigos acérrimos  compartiendo la nada eterna.

La verdad es una muñeca desnuda, ojos de plástico y manos de carbón, aún así, interpela…

-—¿Por qué el paso que lleva a conocer al sí mismo está lleno de vacíos? —El rostro inexpresivo, tan desesperadas pupilas ¿Qué es? Divaga, se responde…

—La aceptación es un atavío enajenado, el pensamiento racional lo expone como agudos conceptos, aforismos helados, palpitar de mente abrigando la esencia de las todas categorías pero ¡Carezco de emoción! La mentira viene detrás orgullosa con sus reflejos resplandecientes, silueta de diosa rellena de poros y poros sudorosos, excesivamente hidratados y convincentes.

Sin imágenes de referencia, las sensaciones son absolutas ¿Verdadero? ¿Falso? ¡Qué dolor! Extremos, zanjas, blanco o negro. En una única cabeza las dos instancias, coexistimos simulando el espejo de un algo sin cuerpo, juntos y a la vez tan lejos reconociendo con espanto que el afuera late exigiendo a lo incierto marcar la pauta, poco importa el valor solo la apariencia. La sociedad no está hecha para mí, me doblega su soledad, me punza, me ata, me destroza, intento mostrar el camino, el mío pero lo peor no es que se mientan entre ellos sino cuando se engañan en lo más profundo de sus almas fijas.

Es una sensación permanente
desplomarse
gruñir.
La aurora, el ocaso,
lo pequeño, la inmensidad.
Somos cuánticas pieles
asesinándose entre segundos
avaricia, indiferencia
basura de pensares
besando al fango.
Despertar…
Transmutar a cisne
vencer al cuervo social

y desnudos de ego
volar.

Scarlet C

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Imágenes: Pixabay.

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